¿Qué es la Teoría de las Actividades Rutinarias?

¿Qué es la Teoría de las Actividades Rutinarias?

La Teoría de las Actividades Rutinarias (o cotidianas) es uno de los enfoques más influyentes dentro de la criminología ambiental.

¿Es posible prevenir el crimen sin cambiar a las personas, solo ajustando sus rutinas y el entorno? La Teoría de las Actividades Rutinarias en criminología plantea que sí. Desarrollada en 1979 por los criminólogos Lawrence E. Cohen y Marcus Felson, esta teoría marcó un giro innovador al explicar el crimen no desde las motivaciones del delincuente, sino desde las oportunidades que ofrece la vida cotidiana.

En este artículo, exploraremos en profundidad qué es esta teoría, cuáles son sus componentes fundamentales, cómo se aplica en la prevención del delito y por qué sigue siendo tan relevante hoy.

¿Qué es la Teoría de las Actividades Rutinarias?

La Teoría de las Actividades Rutinarias (Routine Activity Theory) es un enfoque dentro de la criminología ambiental que sostiene que los delitos ocurren cuando convergen tres elementos básicos en un mismo espacio y tiempo:

  1. Un infractor motivado
  2. Un objetivo adecuado (víctima o propiedad)
  3. La ausencia de un guardián capaz (alguien o algo que pueda prevenir el delito)

La teoría se centra en cómo las rutinas diarias de la vida moderna modifican las oportunidades para delinquir. No importa si el agresor tiene antecedentes penales o problemas sociales: si se presenta una oportunidad sin riesgos aparentes, el delito puede suceder.

Componentes clave de la teoría

1. Infractor motivado

La teoría asume que siempre existen personas con motivaciones para cometer delitos. No se enfoca en las causas personales, sociales o psicológicas de esa motivación, sino que la da por sentada. El objetivo es analizar cuándo y dónde estas personas actúan, no por qué lo hacen.

2. Objetivo adecuado

El objetivo puede ser una persona, un objeto o un lugar. Cohen y Felson establecieron que para que algo sea considerado un blanco adecuado debe cumplir con ciertas características, resumidas en el acrónimo CRAVED:

  • Concealable (ocultable)
  • Removable (portable)
  • Available (disponible)
  • Valuable (valioso)
  • Enjoyable (deseable)
  • Disposable (fácil de revender)

Un smartphone, por ejemplo, cumple con casi todos estos requisitos.

3. Ausencia de un guardián capaz

Un guardián capaz puede ser cualquier persona o cosa que dificulte o disuada la comisión del delito: un policía, un vecino atento, un sistema de alarma, cámaras de vigilancia, iluminación pública o incluso un perro.

Cuando no hay guardianes visibles o funcionales, el riesgo para el delincuente disminuye y aumenta la probabilidad de que ocurra un delito.

Ejemplos prácticos de la teoría

  • Robo domiciliario: Si una familia sale todos los días a la misma hora y no tiene alarma ni vecinos atentos, un delincuente puede detectar un patrón y aprovechar esa oportunidad.
  • Hurto en transporte público: En una estación sin cámaras, con aglomeraciones y sin personal de seguridad, los carteristas encuentran blancos ideales.
  • Vandalismo urbano: Un parque mal iluminado y sin mantenimiento es más propenso a ser dañado por jóvenes en busca de anonimato y poca supervisión.

¿Qué papel juegan las actividades rutinarias?

Las actividades cotidianas, como ir al trabajo, estudiar, comprar, hacer ejercicio o salir de viaje, generan patrones repetitivos. Estos patrones hacen predecibles los movimientos de personas y objetos, y permiten a los delincuentes identificar momentos de vulnerabilidad.



Cohen y Felson descubrieron, por ejemplo, que el aumento del crimen en EE. UU. durante los años 60 y 70 no se debía a más delincuentes, sino al hecho de que más hogares quedaban vacíos durante el día por el crecimiento del empleo femenino y la educación superior. Es decir, cambios sociales legítimos modificaron la exposición al riesgo.

Implicaciones para la prevención del delito

Una de las principales aportaciones de esta teoría es que no hace falta atrapar a todos los delincuentes para reducir el crimen, sino reducir las oportunidades.

Estrategias inspiradas en la Teoría de las Actividades Rutinarias

  • Prevención situacional del crimen: Controlar el entorno para hacerlo menos propicio al delito.
  • Diseño ambiental (CPTED): Mejorar iluminación, visibilidad y control de accesos en espacios públicos y privados.
  • Comunidades vigilantes: Fomentar la participación ciudadana como “guardianes capaces”.
  • Tecnología de seguridad: Cámaras, sensores, cerraduras inteligentes y alarmas.
  • Campañas educativas: Concientizar sobre rutinas seguras (no publicar ausencias en redes sociales, no dejar objetos visibles en autos, etc.).

Críticas y limitaciones de la teoría de las actividades rutinarias

Aunque ha sido ampliamente adoptada, la Teoría de las Actividades Rutinarias también ha recibido críticas:

  • Ignora las causas estructurales del delito, como la pobreza o la desigualdad.
  • No explica quién se convierte en delincuente, ya que se enfoca solo en las condiciones externas.
  • Puede justificar prácticas de vigilancia excesiva o discriminación si no se aplica con responsabilidad ética.

Aun así, sigue siendo una herramienta poderosa para comprender cómo reducir las oportunidades del crimen sin criminalizar a grupos sociales.

En definitiva…

La Teoría de las Actividades Rutinarias cambió para siempre la forma de pensar sobre el crimen. Nos enseñó que el delito no ocurre en el vacío, sino en un entorno social y físico que lo permite. Entender nuestras rutinas y cómo afectan nuestra exposición al riesgo es clave para vivir más seguros.

Esta teoría sigue siendo uno de los pilares de la criminología moderna, especialmente útil para diseñar estrategias de prevención del delito basadas en datos, espacio y comportamiento.